Blogia
Nube Impaciente

Promesas incumplidas

Primer Libro de Crónicas, Capítulo 17, versículo 14: Yo [Yahveh] le estableceré en mi Casa y en mi reino para siempre, y su trono estará firme enternamente.

El capítulo 17 es un dialógo entre David, rey de Israel, y Yahveh, quien habla por medio de su profeta Natán. David quiere edificar una casa digna para el arca de la alianza, que por esas fecha aun se conservaba en un tienda, mientras que David vivia en una casa de cedro.

Yahveh se niega: el privilegio, profetiza Natán, será de su descendiente (Salomón), quien le edificará su famoso Templo. Y Yahveh hace esta promesa explicita: El trono de Salomón estará firme eternamente. Lo afirma por partida doble: en el versículo 12 (El [Salomón] me edificará una Casa y yo afirmaré su trono para siempre) y luego en el versículo 14, ya citado.

Sin embargo, dicha promesa falló miserablemente: es bien sabido que en Israel no ha habido trono alguno durante los pasados 2.000 años, y que la mayor parte de este tiempo ha sido un territorio conquistado y dominado por extranjeros: griegos, romanos, bizantinos, arabes y turcos. A los creyentes no les queda ni siquiera la disculpa usual de la interpretación simbólica del texto: no ha habido trono, soberanía, dominio, o liderazgo que se pueda asimilar a lo prometido.

Yahveh prometio, pero no cumplio.

1 comentario

Raquel -

Prelistada en el directorio de Bitacoras.com

Puedes añadir una descripción haciendo click en "Añadir bitácora".

Gracias